En la Argentina de hoy, hemos vivido 100 días de Babel. De confusión, de desinteligencias. Se han usado las mismas palabras de una y otra parte en litigio. La palabra que más se repitió fue el “diálogo”. Sin embargo, no se ha logrado la reconciliación nacional. Gracias a Dios, se ha encendido una lucesita de esperanza.
Oremos para que en esta instancia, el conflicto nacional, mediante quienes se escuchen, buscando la verdad, defendiendo la libertad, practicando la justicia en fraternal amistad, se transforme en reconciliación ciudadana
Al escuchar discursos y declaraciones de una y otra parte, aprecié la sabiduría de un joven psicólogo que en un cuento de su autoría, enseña que los modales en nuestras relaciones humanas, no son inocentes. Revelan el interior de la persona. Cuando en una discusión se gritan, se exteriorizan corazones distantes. En cambio cuando dos manifiestan sus disidencias, si se aman, la expresan hasta en tierno susurro. No digo que las discusiones, posiciones políticas han de tomar el susurro de los amantes.
La búsqueda de la verdad tiene sus momentos de vehemencia y hasta es una virtud, siempre y cuando sea manifestación de búsqueda del bien con respeto a la dignidad projimal. Jamás se logra la Paz “borrando” al adversario. El odio destruye. El amor construye. Existimos porque somos una idea cariñosa de Dios-Amor.
Hemos sido engendrados por el amor de nuestros padres. Estamos llamados a formar un Pueblo de hermanas y hermanos. Este es nuestro destino de Nación. No es una ingenuidad infantil lo que estoy afirmando. Claro está, que hablo, en clave cristiana, a cristianos y no cristianos…
Hablo para la Argentina de hoy, mirando el futuro de Nación. Hay de los pueblos que olvidan de dónde vienen. Jamás sabrán hacia dónde deben ir- Tanto las personas como los pueblos para construir el presente, han de asumir el pasado y solamente así abrirse al futuro. La historia humana es un proceso de pasado-presente y futuro.
La vida humana no son hitos…momentos…separados unos de otros como golpes de martillo sobre un clavo…El presente argentino para abrirse a un futuro en paz social, en convivencia fraterna, en convivencia democrática real, ha de asumir sus orígenes de cultura criolla sembrada con el Dios de Jesús. Por el Bautismo, el Evangelio y la Eucaristía. Tres momentos fuertes de Presencia de Dios con nosotros para transformarnos en un pueblo de hermanas y hermanos. Si encaramos las angustias y esperanzas del pueblo argentino con lucidez y energía de Fe Cristiana, los 100 días de Babel se transformarán en 100 años de Pentecostés.
En Babel el pueblo habla la misma lengua y la gente no se entiende por su afán de grandeza material. En Pentecostés muchas lenguas y culturas forman un solo Pueblo con notables relaciones ciudadanas fraternas poniendo para el bien de todos sus propios bienes y personas.-Es la presencia de Dios-Amor que moviliza los corazones para el compartir fraterno y realiza la maravilla de la concertación mediante un poder político que en actitud de servicio busca el bien del pueblo, comenzando por los más necesitados. (Cfr.Hechos 2,42)
La situación actual argentina es de esperanza y compromiso. Los que tenemos Fe Cristiana reconozcamos nuestro pecado de omisión de no haber sembrado, suficientemente, la semilla del Evangelio de la Paz en estructuras sociales y políticas de acuerdo a la vocación de cada uno. No nos contentemos con denuncias o lamentos de calamidades sociales. Más bien, con honestidad de conciencia, asumamos, con mirada de futuro, la tarea pertinente para lograr una sociedad con perspectiva ética, solidaria y auténticamente humanista.
Los pastores ofrezcamos estructuras eclesiales conducentes a formar un laicado discípulo de Jesús, constructor de la sociedad fraternalmente solidaria. El laicado, a su vez, asuma su responsabilidad de levadura evangélica en la dificil gestión social-política. Así la enemistad, dará paso a la fraternidad ciudadana.
Mons. Miguel Esteban Hesayne
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