lunes, 8 de octubre de 2007

Compromiso político de los laicos


¿Qué tenemos que hacer?...
Con esta pregunta terminaba la denuncia del "Escándalo Nacional": la muerte de cien niños por día a causa de la indigencia en la rica Argentina de hoy.

Este "escándalo" tiene que martillar la conciencia de todo ser humano; pero, de modo particular, inquietar la conciencia cristiana, buscando solución. Debería ser la noticia repetida, a diario, en todos los medios de comunicación… Está bien no olvidar torturas, muertes injustas bajo uno u otro signo, desapariciones de personas, en décadas pasadas. Pero si la memoria de lo pasado distrae el compromiso por injusticias en el presente, quiere decir que no se defienden los Derechos Humanos.


Sigue instalada la cultura de la muerte y en el desprecio por la vida humana. A la luz de la Fe Cristiana se sigue matando al mismísimo Jesús, según sus propias palabras: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, conmigo lo hicieron"-Mt.25,40

Esta revelación de Jesús es la originante de todo plan pastoral de la Iglesia-pueblo Dios y es el índice del real encuentro personal con Jesús salvador Por eso, S.Juan denuncia el espiritualismo que ya se infiltraba en las primeras comunidades cristianas y sentencia en forma tajante: "Si alguien vive en la abundancia y viendo a su hermano en necesidad le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios? Hijitos míos no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad" (1 Juan 3,17)

Entonces, frente a la mortalidad por indigencia en la Argentina rica, ni temporalismo religioso, ni una política neoliberal aún vigente y causante del abismo entre los que cada vez capitalizan más riqueza y los que mueren por indigencia. Tampoco una Iglesia inoperante en la acción social-política por temor a que se piense intromisión en el poder gubernamental ó sea tildada de "hacer política" partidista.

¿Y entonces qué hacer? Sencillamente, la Iglesia ha de cumplir con su misión de anunciar a Jesús y su Evangelio. Para esto, formar discípulas/os de Jesús, ciudadanos del Reino que vivan su discipulado en la existencia ciudadana. Una/o discípula/o de Jesús no puede contentarse, con la ayuda-limosna, menos con la dádiva clientelista ante la indigencia humana.

La ayuda se da también a un animal hambriento y la dádiva electoralista es una ofensa a la dignidad de la persona humana. El ciudadana/o discípula/o de Jesús, obra como Jesús ante la indigencia espiritual y material. Jesús ha muerto y resucitado para que cada persona humana alcance su propia dignidad de hija/e hija/o de Dios.

El compromiso político, en clave de Fe Cristiana, es un compromiso bautismal. Su dinamismo es el amor a Dios cuya autenticidad es el amor al prójimo. San Juan se lo hacía notar a los primeros cristianos en forma incisiva: "El que dice "Amo a Dios" y no ama a su hermano, es un mentiroso" 1ª Juan 4,20 Por eso, historiadores cristianos y paganos al describir la vida de los orígenes cristianos señalan, como característica de ser cristiano, que compartían fraternalmente cuanto poseían y no había necesitados entre ellos. Entonces, recuperemos el significado de las palabras.

Caridad no es ayuda. Es amor-ágape- comunión-fraternal, cuyo principio es el mismo Dios-Amor, el Abba de Jesús. Y la actividad política impregnada de la Caridad de Dios se hace justicia social en equidad y fraterno compartir. La Iglesia enseñando a amar al Dios de Jesús no lo hace, de verdad, sino llega a enseñar cómo vivir el compromiso político. Porque si la misma Misa no finaliza comprometiendo a sus participantes eucarísticos a compartir el alimento material, no es la "Mesa del Señor" sentencia S.Pablo. (1Cor. 11,17).

La Catequesis para participar de los Sacramentos no es completa sin catequesis para encarar la vida socio-política. Un cristiano tanto tiene que saber lo que recibe en cada Sacramento como saber a quién tiene que votar para el bien de la sociedad y de ser gobernante ha de estar capacitado para servir al bien común.

Mons. Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma
mehm@speedy.com.ar

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